domingo, 15 de abril de 2007

18. La primera imagen de tu nuevo mundo

Por tu amor voy a asesinar a mi familia, a mis hermanos, a mis abuelos, a mis padres. Voy a cortarlos en pedazos, a mi madre, a mi padre, a mi hermano mayor, a mi abuelo, a mi tio Jorge, a mi tía Nelly, al abuelo Abelardo, a la Abuela Eliza; voy a matar a Gustavo, a Claudio, a Marisa y a su esposo, el quinielero, a Nora, a Miguel Angel, a Pablo. Voy a matarlos uno por uno, por tu amor, voy a cortarlos en pedazos: descansaré cuando sus cuerpos apilados descansen, a la vista de los vecinos, sobre la tierra del baldío donde todos tiran lo que no sirve.

Por tu amor, voy a asesinar a mi peluquero ¡porque no aprende!, por su falta de sencillez y humildad. Asesinaré a tus antiguos novios y amantes, a tus amigos y amigas, a tu papá, a tu mamá, a tu abuela y a tu abuelo. En el desayuno del domingo, voy a acabar con tus gustos musicales, con tus recuerdos, tu memoria, tu conocimiento del mundo.

Te voy a convertir en otra persona.

Vas a dejar de adelgazar, vas a maquillarte de otra manera, vas a usar bombachas blancas de algodón, vas a aprender a hacer pastel de papas, vas a trabajar para mí, vas a dejar de fumar, vas a aceptar todas mis condiciones: voy a afeitarte la concha —y será mi piedra sagrada. Ya lo verás.

Mediante hipnosis, método de sugestión milenario, vas a perder tu identidad; perdidamente enamorada de mí, encerrada en la cárcel hipnótica de esta poderosa inducción, cuando despiertes no vas a recordar nada. Ante el espejo, rara como encendida, presenciarás el resultado devastador de mi amor.